En el ámbito de nuestra intimidad, más que señalar el prejuicio ajeno, lo interesante es desvelar lo que nuestros propios prejuicios sobre otrxs revelan de nosotros mismxs. La trinchera, como metáfora bélica de nuestra posición en el mundo, funciona también como un nicho en el que morimos o somos matados por el otro/a. ¿Podemos salir del nicho? Abrirnos. Ser realmente porosos. Veremos…